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Los hórreos son
construcciones anexas a las viviendas que se usan para guardar los
frutos, granos y carnes. Hay hórreos en Galicia y norte de
Portugal, en toda Asturias y en el norte de la provincia de León;
se hallan también, aunque escasos ejemplos, en las provincias
de Santander, Palencia, País Vasco y Navarra. En la provincia
de León se conservan hórreos en el noroeste del Bierzo,
en Laciana, en Babia y en toda la montaña oriental, es decir,
valles Altos del Esla y Porma. Algunas construcciones similares
están esparcidas por países como Inglaterra, Noruega,
Suiza, Norte de Italia, Rumanía, etc.
Se habla generalmente
de varios tipos de hórreos:
· El hórreo rectangular y alargado, apoyado sobre
varios pares de postes y con cubierta a dos aguas, denominado generalmente
«gallego».
· El cuadrado, apoyado sobre cuatro postes y con cubierta
a cuatro aguas, conocido como «asturiano».
· El hórreo «cántabro» o «mixto»
podría ser una variedad del asturiano. Son construcciones
ligeramente rectangulares y con cubierta a dos aguas. Curiosamente
apenas se conservan ejemplares de estos hórreos en Cantabria,
mientras que son abundantes en el noreste de la provincia de León.
· Aunque no son muy numerosos, existen en Galicia ejemplares
de hórreos circulares, llamados a veces «canastros».
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Origen
del hórreo
Hay diferentes teorías,
algunas lo sitúan antes de la romanización:
origen palafítico o protohistórico, sin embargo
en ninguna excavación hasta el momento se han encontrado
restos que puedan ratificar esta hipótesis. Puede
suponerse que deriva de construcciones romanas, los romanos
ya edificaron graneros elevados sobre columnas con el fin
de conservar los alimentos. Incluso hay quien sugiere que
fueron los visigodos sus introductores en la península
Ibérica. Fritz Kruger, fotógrafo y etnógrafo
alemán, apuntó la teoría de la evolución
de un tipo arcaico de cabaceiro realizado con varas entretejidas
de forma similar a algunos cestos (llamado cebatu en Asturias)
hacia el edificio de madera que hoy conocemos. Esta parece
ser la manera más lógica de entender su nacimiento,
independientemente del introductor de las formas primitivas;
en el siglo catorce alcanza la perfección en su desarrollo
y evoluciona mínimamente en los siglos que siguieron
sin perder lo sustancial desde entonces.
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Uno de los hórreos de Acevedo

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Los
Hórreos del Oriente Leonés
Están construidos casi exclusivamente
de madera. Los techos son de paja, pizarra o teja árabe.
Se apoya en cuatro pilares de madera (ó piedra) más
anchas en la base que en la parte superior. Son los «pegollos»
ó patas. Estos pegollos se apoyan sobre piedras que
en Asturias se denominan «pilpayos» que los
protegen del contacto con la tierra y equilibran el hórreo.
Entre los pegollos y el cuadro de madera se colocan unas
lajas de piedra denominadas «tornarratas» que
sobresalen de los pilares, con el objeto de evitar que los
ratones puedan entrar en el Hórreo.
La base de la plataforma es el cuadro, formado por cuatro
vigas gruesas de roble, llamadas traves, cuadrales o pontones,
que se ensamblan en las esquinas y sobre las que se coloca
el piso.
Sobre el cuadro se colocan las paredes del hórreo
que en el Alto Esla y Porma, a diferencia de casi todos
los otros lugares, están formadas casi siempre por
tablas dispuestas horizontalmente. El ensamblaje de todas
estas piezas se realizaba antigüamente mediante espigos
y escopladuras; sólo modernamente se ha recurrido
a remaches, puntas, clavos o tornillos.
Las paredes del hórreo se coronan con otro cuadro
de vigas menos gruesas que el inferior. Sobre ellas se colocará
el armazón que soportará la techumbre. La
cubierta del hórreo fue tradicionalmente de paja
de centeno y así se ven aún los que se conservan
en Ancares, Bierzo Occidental y Laciana; posteriormente
las cubiertas evolucionaron hacia la pizarra, en los bercianos
y lacianegos, o la teja, en la montaña de Riaño.
El techo es a cuatro aguas con pequeños aleros. Son
frecuentes, especialmente en el Alto Esla, los construidos
a dos aguas. Hay casos excepcionales a tres aguas en el
pueblo de Felechas del ayuntamiento de Boñar.
Una pequeña escalera de piedra proporciona el acceso
al hórreo que no llega al vano de la entrada para
evitar el paso de roedores. En Prioro algunos hórreos
tienen la escalera tallada sobre un tronco.
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Hórreos
en el Euskalerría
Si el país
vasco conoció hórreos, sólo un pequeño
número (22) subsiste hoy, la mayoría concentrados
en algunos pueblos de la montaña de Navarra, no lejos
del puerto de Roncesvalles.
El Hórreo de Navarra es una pequeña construcción
de masonería con un tejado a 2 pendientes pronunciadas,
hoy cubierto de tejas planas, de pizarra o de chapas.
A veces excepto un pequeño tragaluz en aguilón,
no tiene ventilación.
Reposa sobre pequeños pilares de piedra. Una escalera
lleva a la puerta sobre un aguilón. Rehechos en las
décadas pasadas, a veces con la bajura amurallada,
hórreos parecen hoy insólitos en el centro
de los pueblos, poco utilizados y de poca importancia en
la cultura vasca.
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Uno de los hórreos de Acevedo

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Artículo del Diario
de León. Los últimos hórreos
El Instituto Leonés
de Cultura pretende recuperar algunas de estas singulares
construcciones, de las que perviven 392 según el
único censo de la provincia. Por Verónica
Viñas LEÓN.
El único censo,
realizado por el profesor José Luis González
Arpide en 1982, da un total de 392 hórreos distribuidos
en 81 localidades leonesas. Sin embargo, se ignora cuántos
han podido sobrevivir y en qué estado.
Ahora, el Instituto Leonés
de Cultura (ILC) abrirá una convocatoria de ayudas
para sufragar la restauración de algunas de estas
singulares construcciones, la mayoría fechadas entre
los siglos XVIII y XX. Esta institución dependiente
de la Diputación valorará que la rehabilitación
se lleve a cabo mediante técnicas tradicionales y
materiales autóctonos, así como la continuidad
de los usos y funciones para los que fueron construidos.
En los últimos años, el ILC ha rescatado del
abandono definitivo a un total de quince, algunos de ellos
con cubierta de paja. Aunque ya el Marqués de la
Ensenada en su célebre catastro da cuenta de un buen
número de hórreos en esta provincia -Burón
llegó a contabilizar hasta 30-, los supervivientes
se concentran en el Bierzo, Laciana y la comarca de Riaño.
Pese a que las crónicas también refieren la
existencia de hórreos en la montaña central,
Arpide no logró inventariar ninguno en su censo.
En cuanto a la tipología,
la mayor parte de las construcciones siguen los modelos
asturiano y gallego. El llamado hórreo leonés,
cuyas características principales son la cubierta
a dos aguas y teja curva, con cuatro pegollas o pilares
y forma cuadrangular, es en realidad una «adaptación»
del vasco. Los hórreos con cubiertas de teito se
localizan en Ancares y Laciana, adaptándose a la
tipología local y con materiales autóctonos.
Posiblemente, el hórreo más antiguo de los
que se conservan sea uno situado en el municipio de Sabero,
del siglo XVIII. Entre los más peculiares, uno de
Prioro, cuyas escaleras de acceso están talladas
sobre un gran roble.
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GALICIA,
muestrario de hórreos
Se encuentran repartidos
en toda la región, raros in ciertas zonas y abundantes
en otras. El hórreo de Galicia adopta diferentes
formas. Su planta es rectangular, de 1,5 m à 2 m
de hancho con varias longitudes.El techo tiene dos vertientes.
Sube sobre pilares pedregosos superados por una piedra plana
para la protección de los roedores, cualquier sobre
las paredes de un pequeño cuarto.El cuerpo del granero
puede ser todo de madera, todo de piedra (excepto la puerta),
o constituído por una estructura de piedra y una
terminación de madera (hórreo mixto). Hoy
día, el ladrillo hueco a menudo substituía
la madera en estos graneros. Materiales diferentes cubren
la azotea generalmente decorada con un finial en cada extremidad.Otra
particularidad: hórreo de Galicia favorece la ventilación
de su contenido. él parece de hecho específico
para conservar el maíz, el cereal cosechado tarde
y que necessita una sequedad suplementaria para su conservación.
Sobre todo en estas regiones bastante mojadas. Estos son
los diferentes materiales de construcción de hórreos:
Hórreos de madera
son los mas quebradizos y se pueden ver a veces sostenidos
por un palo
Hórreos mixtos
piedra y madera, abundantes: la madera sera cambiada si
se pudre
Hórreos mixtos
piedra y ladrillo. El ladrillo se ha substituido a la madera
en las renovaciónes
Hórreos de piedra
imponentes y duraderos
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Hórreos
de Asturias
Hórreo asturiano
es puede ser la forma más acabada de los graneros
de España, una obra de carpintero de armar muy de
madera reunido sin ningún clavo, solamente lengüetas
y ranuras más tobillos.
Se encuentra en esta provincia dónde abunda, y en
algunas zonas fronterizas.
Tres carácteres lo distinguen de todos los demás:
un plano cuadrado, un cuerpo de granero con tablas verticales,
un tejado piramidal a 4 pendientes. La posición o
los materiales de los pilares, los del tejado y otros detalles
pueden variar según las zonas; el añadido
de un corredor, evolución engendrada por la cultura
intensiva del maíz, le da una belleza suplementaria.
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Paneras
La diferencia fundamental
entre hórreo y panera estriba en que el primero es
de planta cuadrada y apoyos en sus cuatro esquinas, mientras
la panera es de planta rectangular y además de estos
cuatro apoyos lleva otros en sus lados más largos,
en algunos casos supera en total la docena de pegollos.
El tejado en el caso del hórreo se realiza con la
unión en su punto central de los cuatro aguilones,
en el caso de la panera se unen los aguilones dos a dos,
llevando unas tijeras de estos a las paredes de la panera,
la unión de los cuatro aguilones se realiza mediante
una pequeña viga llamada cumbre o viga cumbrera.
La aparición de la panera es posterior a la del hórreo,
siendo una evolución de este al aumentar la producción
agrícola en el siglo dieciocho debido a la generalización
del cultivo de plantas traídas de América
como el maíz y la patata. Al adaptarse estas planta
tan bien al clima atlántico aumentó la producción
y con ello la necesidad de espacio para almacenarla bien
dentro o colgando riestras en sus paredes o corredores,
nacidos estos de la necesidad de caminar alrededor de sus
paredes.
Están a menudo colocadas sobre muretes.
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A la izquierda el Leonés
pueblo de Balouta en una antigüa foto. Son construcciones
de techo de paja. La mayoría Pallozas.
Las cubiertas de paja en
casas, cuadras, hórreos y otros edificios, fueron
muy abundantes en todas las montañas del sur de Asturias
y norte de León hasta el siglo veinte, a partir de
mediados de siglo fueron cambiándose a otro tipo
de materiales, sobre todo pizarra en la zona occidental
y mezcla de pizarra y teja árabe en la parte oriental.
El teito (techo de paja) fué muy usado hasta hace
unas décadas, hoy solo quedan restos de todo aquello
y casi se puede dar por extinguido; el concejo asturiano
que más teitos conserva es el de Ibias y en León
Baoluta y Suarbol en los Ancares son las zonas con este
tipo de construcciones.
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Las
Pallozas
Las pallozas son el elemento
arquitectónico más característico de
los Ancares. Estas primitivas construcciones, cuyo origen
se asienta en las poblaciones castreñas, se pueden
ver en toda la sierra. En nuestras visitas a O Cebreiro
y O Piornedo nos adentraremos en ellas para descubrir como
vivían las gentes de estas tierras hasta no hace
mucho tiempo.
En el mismo recinto se situaba la vivienda, el establo y
el pajar. Gracias a esta estructura y a la convivencia con
los animales, los habitantes de estas pallozas lograban
sobrevivir en los duros inviernos . De planta elíptica
o rectángular de considerables dimensiones, con gruesos
muros de piedra y pizarra, apenas disponían de ventanas,
las suficientes para conseguir la ventilación necesaria
sin perder el calor interno. No dispone de chimenea, ya
que el humo se filtraba entre la paja del tejado. Los elementos
utilizados son madera, piedra y paja. El típico techo
está formado por una estructura de madera cubierta
por paja de centeno apelmazada, llamada Colmo. En el centro
de la palloza, un tronco grueso sujetaba toda esa estructura.
Su forma es cónica con un gran desnivel para no acumular
el agua y la nieve. El interior se distribuía por
zonas, destinadas unas al ganado y otras para las personas,
cada una con su entrada. En la cocina se situaba la lareira,
bien cubierta para evitar incendios, donde se preparaba
la comida en inmensos potes de hierro. Este fuego valía
también para calentar la vivienda.
Bajo este inmenso tejado
cubierto de paja de centeno se encontraban reunidos los
animales pequeños y gruesos con la vivienda de los
habitantes, al dividir en compartimentos las separaciones
absolutas de tablas las diversas funciones o las actividades
domésticas. Un único de estos espacios poseía
un techo de tablas, la cámara de los padresz, un
techo sirviente de mezzannine donde dormía el resto
de la familia. Un lugar fue acondicionado para la cocción
de los alimentos hacia el centro del palloza, y como no
había chimenea, el humo se difundía en la
altura de este gran volumen, y acababa por evacuarse a través
de la paja. Protegiendo al paso cubierta y armazón
de los insectos o roedores.
Y era allí el solo edificio de la familia con él
hórreo guardián del alimento quien, él,
fue separado de esta unidad.
Ningún palloza hoy
está habitada verdaderamente. Con la desaparición
de la cultura del centeno, la renovación de la cubierta
es difícil. Muchos desaparecieron, sobre todo sobre
la ladera este (el Leon), podemos verlos otras al armazón
desnudo, o todavía recubiertas con chapa ondulada.
Las todavía en función protegen sólo
los animales, o todavía acogen las fiestas de familia.
Excepto Piornedo. Al haber sido conectado este pueblo por
el camino sólo en 1970, casas diferentes ("
normales) "" comenzaron a construirse a partir
de esta fecha gracias a este nuevo medio de comunicación.
Antes todo el mundo vivía en las pallozas que pues
ha sido entretenidas aquí más tiempo que en
otro lugar, ser todavía habitada la última
hace apenas 5 años.
Realizar tejados de caña de las gramíneas
de esta calidad pedía una gran habilidad, artesanos
debían ser especialistas de este trabajo, ¿todavía
existen?
El gobierno de Galicia se dio cuenta de la necesidad de
proteger este tipo de hábitat original y espectacular,
y consagra fondos para el mantenimiento y la restauración
de las pallozas, especialmente en Piornedo.
Al que visité ha sido transformada en pequeño
museo de la vida pasada, con todo lo que contenía
como iutensilios domésticos o de trabajo. Su propietario
habitó este palloza hasta sus 6 años y en
sus memorias la vida no era desagradable en absoluto. Su
amor para ella era sensible y velará por su salvaguardia.
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